Llámanos al 652 136 479

Persíguenos en

¿Somos las decisiones que tomamos?

Lo reconozco, no veo mucho la tele, no es por dármelas de alternativo ni mucho menos, es así, a veces queda de fondo y encima cuando la veo, el 70% del tiempo echan anuncios. El otro día mirando sin ver (que no es lo mismo lo uno que lo otro) una de esas maratones de publicidad salvaje, algo se me quedó trastabillado en la mente y era una frase que decía: “Somos las decisiones que tomamos, ¿no cree?”. No me preguntéis la marca, ni de qué era el anuncio porque no me fijé la verdad, tal y como está la publicidad el rango está entre un coche, pasando por compresas o algún champú anticaída, hasta una lata de aceitunas negras. El caso es ese, que al cabo de un rato yo “dije pa mí”, porque se pueden decir cosas para los demás o “pa ti”, pues eso, que yo dije “¡PUES NO!, que no somos las decisiones que tomamos, no” y me pregunté que bueno que por qué no. Y se me apareció la palabra CONTEXTO.

Lo que hace que podamos tomar unas decisiones u otras es el contexto en el que nos encontramos. No debemos olvidarnos del contexto a la hora de hacer juicios de valor, algo que hacemos constantemente sobre situaciones propias o ajenas, ni al analizar con perspectiva hechos, ni incluso cuando sentimos vergüenza ajena al vernos en fotografías de hace 12 años, que vamos de ajena nada, éramos nosotras o nosotros, pero a ver, en otro contexto. Cuando más es tenido en cuenta es en los días de resaca.

 

En espacios de transformación social es indispensable tenerlo en cuenta por diversos motivos.

Por un lado al intervenir con personas a las que queremos acompañar en un proceso de cambio u orientar hacia el mismo, es necesario tenerlo en cuenta para precisar al pautar u ofrecer herramientas que sean reales u objetivas, que posibiliten más que dificulten. Me explico: Actualmente es cierto que hay que exigir a muchas familias más implicación y responsabilidad a la hora de educar a sus hijas e hijos (pasar más tiempo con ellas y ellos, ajustar unos horarios, tener en cuenta una alimentación adecuada) pero el no pensar en el contexto nos lleva a generalizar medidas, juicios, pautas. Igual trabajan en horarios interminables, igual conviven con más familiares o comparten piso, igual los ingresos son muy bajos y deben de pagar hipoteca, igual le dedican mucho tiempo pero no es de calidad y entre tanto igual nos damos cuenta de que nada es igual, todo cambia dependiendo del contexto.

 

Por otro lado el contexto también nos ayudará a saber cómo intervenir. Es indispensable para ajustar las formas, marcar hasta dónde puedo llegar y los recursos a usar. Algunos ejemplos claros aquí serían el lenguaje utilizado a la hora de intervenir: dependiendo de en qué contexto nos encontremos diremos “por favor, préstame atención” o “iyo, que es que estoy hablando contigo porque me preocupa el tema”.

 

Desde un punto de vista profesional nos ayuda a afrontar fracasos y a ser más justos. Muchas veces las cosas no salen como pensábamos. Muchas, si son ya demasiadas “hártelo mirá” como decía mi abuela, pero a menudo tendemos a culparnos del no éxito de esa medida o esa intervención o culpar a la otra persona o grupo (culpa por cierto, que “palabro” más feo, herencia de esa moralidad cristiana impuesta, prefiero usar responsabilidad). En estos casos, al analizar un resultado es fundamental el contexto puesto que nos hace ser más objetivos y por qué no decirlo, nos ayuda a no hundirnos. En la intervención en contextos muy difíciles no tenerlo en cuenta, sería quizás responsabilizarnos de aquello que no podemos cambiar y eso sería el asesinato del autoconcepto y la autoestima de cualquiera.

 

Todo lo anterior pienso, desde la humilde opinión de quien piensa escuchando anuncios de televisión, que es importante, pero por lo que pienso que es fundamental tener en cuenta el contexto es por dos razones fundamentales. La primera porque nos hace más humanos. Nos ayuda ayuda a desarrollar esa empatía, tan indispensable en ese repertorio de aptitudes que debe (deber de obligación) tener aquella persona que trabaja con, por y para otras personas. El desarrollo de ese equilibrio entre empatía y la no asunción de la responsabilidad es importante claro está, pero eso ya da para otra maratón. Y por último y no menos importante, porque me ayudó a contestarle al tío del anuncio que me taladró el pensamiento, a decirle “no, no, no somos las decisiones que tomamos, si no aquellas que podemos tomar, dependiendo del contexto”.

 

Víctor García

Maestro de Primaria, educador y colaborador de La Espiral Educativa SCA

Publica un comentario