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Hablemos de ETA

Hace unas semanas recibimos una misiva de nuestra viceconsejera de educación instándonos a hablar de ETA en nuestras aulas en torno al Día Escolar de la Paz y la Noviolencia. Pero no hablar así, sin más, sino además concretando sobre qué atentado en concreto debíamos reflexionar, como si hubiera algún muerto más importante y significativo entre las 850 vidas que segó esta banda o las casi 3000 personas heridas que todavía recuerdan el terror que vivieron algún día, al ver la huella en sus cuerpos y sus mentes.

¿Cómo no hablar de ETA si forma parte de nuestro pasado más cercano? Es tema imprescindible para educadores/as como nosotrxs que hemos mamado la pedagogía de la paz y la noviolencia y que entendemos que la única forma de no repetir errores como sociedad, es que nuestra chavalería entienda críticamente su pasado, para vivir en paz nuestro presente y sembrar las mimbres del futuro que queremos.

En el Ciclo Formativo de Integración Social de nuestro cole, llevamos años hablando de ETA, ya que creemos y apostamos por la convivencia noviolenta de la ciudadanía. Y desde esta apuesta, nos interesan otros aspectos diferentes de este conflicto, a los que la viceconsejera alude en su carta. No queremos fomentar el rechazo y la exclusión per sé de todas las personas que alguna vez tuvieron algo que ver con esta banda en sus sesenta años de existencia, sino que miramos a ETA como una realidad más compleja. Y fruto de esta mirada, que supone un posicionamiento ético y pedagógico, elaboramos una trama de actividades que van mucho más allá del simple recuerdo a un asesinado.

Por eso es importante estudiar la historia, para conocer el origen, de dónde viene todo esto, si hubo una situación de opresión desde la que surgió la banda, cuántas personas estaban a favor de este movimiento político y militar, quiénes y por qué, cuántas personas estaban en contra, qué mirada tenían unas y otras, qué sufrimiento vivió durante tanto tiempo el pueblo vasco, qué angustias, qué miedos, qué dominaciones. Si se impuso un pensamiento único, o varios. Y en este proceso tan largo, qué papel jugó la sociedad vasca durante la dictadura, en la transición y ya luego en democracia, qué papel jugaron los partidos políticos, por qué se acabó ETA, por qué ya no existe, quiénes contribuyeron a su desaparición, quién ha ganado con todo esto, quién la sigue nombrando y por qué, etc, etc, etc.

Los medios de comunicación han dado sobradas muestras de las secuelas que en el resto de España ha dejado esta banda, pero animamos a nuestro grupo de jóvenes a buscar declaraciones, testimonios, entrevistas que nos ayuden a adentrarnos en el foco del conflicto, para tratar de ponernos en los zapatos de una ciudadanía que vivió todo esto en primerísima persona. Ya hemos estudiado la historia del conflicto, ahora nos interesa acercarnos a las personas. Esas personas que viven en los pueblos y en las grandes ciudades, en los barrios y en los centros históricos, su día a día en las ikastolas, en las asociaciones o en los centros de trabajo.

Y si nuestra viceconsejera quiere que hablemos de Miguel Ángel Blanco, nosotros/as escogemos hablar de Maixabel Lasa, mujer de Juan María Jáuregui, asesinado por ETA en el año 2000. Optamos por hablar de una viva, en vez de un muerto. Y les contamos que once años después del asesinato de su marido, Maixabel recibió una carta de su asesino, pidiéndole entrevistarse con ella en la cárcel donde cumple condena, en Nanclares de la Oca (Álava). Con este pequeño relato hemos provocado la pedagogía del deseo y, con el grupo entregado, vemos juntxs con verdadera atención esta magnífica peli de Icíar Bollaín. La debatimos, nos surgen nuevas preguntas, la más común: ¿seríamos capaces de hacer lo que hizo Maixabel? Y conversamos sobre el perdón, la paz (interior y social), la resolución de conflictos y, cómo no, del odio.

A la señora viceconsejera le pedimos que aprenda otra manera, a nuestro parecer más completa y procesual, de trabajar la paz y la noviolencia en las aulas. Una manera de acercarnos y mirar críticamente los 60 años de ETA. No para fomentar odio, rechazo y exclusión, sino para que nuestros educandos aprendan a convivir, empezando por su contexto más cercano.

ETA, por último, aunque sabemos que ya no existes, nos gustaría pediros desde este rinconcito de Andalucía a las 169 personas presas que cometieron algún tipo de acción violenta, que sigáis los pasos de Ibón Etxezearreta por la Vía Nanclares, para construir juntos y juntas la tarea de la convivencia ciudadana, alejada de los discursos de odio tan frecuentes hoy en día.

Esperanza Zamora y Javi Pérez

Profesores del Ciclo Formativo de Integración Social

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